Todo ha sido tan tu sin querer serlo, mi cielo, mi suelo, mi
infierno, mi infierno, infierno…trato de recordar el motivo que en nuestro
camino nos hizo dejarnos, alejarnos, soltarnos, no…soltarnos no, sabes muy bien
que eso nunca pasó, ¡nunca! así tus ojos hayan mirado otros ojos, así mis manos
hayan tomado otras manos, tu anidaste en mi interior y yo en el tuyo
entretejiendo entre tus arterias lazos irrompibles unidos a mí con puntos
ensangrentados que una vez secos sellaron con más perpetuidad que el mismo
concreto mi unión a ti.
Tantas palabras nacieron en nuestros corazones hacia el
otro, palabras que el viento no pudo llevarse y que de alguna extraña manera
jugaron con nuestro destino y se encargaron de salir a flote como quien se
sumerge hasta la profundidad del mar y en un desesperado esfuerzo por no morir
sale a la superficie por oxígeno.
¿Será que hay más?...más de lo que juntos imaginamos, cosas
que aún no hemos creado en el ritual nocturno al ritmo de la luz de las velas
danzando con hondas hipnotizantes, las mismas que ambos, juntos, adheridos
dibujamos, momentos en los que las palabras ya no son el lenguaje empleado, es
tu mirada otra vez en la mía, es tu respiración alternándose para poder llenar
mis pulmones con ella, son aromas exquisitos que refrescan mi memoria no siendo
los mismos que antes nos deleitaron, son nuevos, somos nosotros pero con un
grito callado diciendo “no me dejes”.
No te pierdas, no te vayas…yo no me iré, permaneceré como he
permanecido cada uno de los días que conformaron ese tiempo en el que mis
labios no tocaron los tuyos sin embargo, entre mis sueños, entre mis sábanas,
entre lo que veía y lo que no te encontraba y te abrazaba aferrándome a ti, aferrándome
a la idea de no dejarte ir.
A pasos delicados avanzamos, estando frente a frente,
estando arriba y abajo, con mucho cuidado pues ya sabemos que el camino a veces
es pantanoso y precipitado, no podemos darnos el lujo de correr, solo un paso a
la vez puesto que la vida nos ha sorprendido, no nos había olvidado, solo nos había
distraído, no había acabado con nosotros, solo nos mantenía adormitados
aguardando el momento, jugando y moviendo sus fichas en este tablero que no es ni
redondo ni plano sino que viéndolo bien empieza con tu sonrisa y termina con la
mía.
¿Será que hay más?
Lo hay.
Violette.